En 2007, Nicaragua contaba con una ley de justicia juvenil muy progresista que incluía la previsión de alternativas a las detenciones para los adolescentes en conflicto con la ley. Esta ley se aprobó en 1998, pero su aplicación se había estancado por diversas razones:
En 2007, en colaboración con la Fundación Terre des hommes, Tutator comenzó a trabajar con la Corte Suprema de Justicia de Managua en un proyecto de reforma del sistema de justicia juvenil basado en la aplicación de la ley actual que promueve la justicia restaurativa y las alternativas a la detención.
La primera fase del proyecto consistió en una evaluación del proceso de justicia juvenil y la elaboración de un nuevo código de procedimiento para la justicia juvenil. Una vez elaborado este nuevo código y aprobado por el Tribunal Supremo, Tutator y Terre des Hommes colaboraron en su aplicación: contratación, formación y despliegue de equipos multidisciplinares (normalmente un psicólogo, un trabajador social y un educador) en las oficinas de todo el país responsables de la aplicación de las medidas alternativas al internamiento y del seguimiento individualizado de cada uno de los adolescentes.
Una vez que estas oficinas estuvieron dotadas de personal y en funcionamiento, Tutator comenzó a trabajar en la especificación, el desarrollo y el despliegue de un sistema de gestión de casos para el sistema de justicia juvenil del país. Ese programa informático se llamó Kaikaia, de una palabra dialectal local que significa «supervisión».
Los objetivos del programa informático Kaikaia eran:
Esta herramienta de gestión de casos se desplegó con éxito en las 17 regiones del país a principios de 2010 y hoy en día todos los menores en conflicto con la ley en Nicaragua pueden beneficiarse de las medidas restaurativas si el juez decide que se puede evitar la privación de libertad.
Este juez, así como el equipo responsable del seguimiento de este niño, tienen acceso instantáneo al estado del caso mediante el uso del sistema Kaikaia y, en función de lo que vean, pueden decidir hacer los ajustes necesarios en las distintas medidas.
La persona encargada de supervisar los 17 equipos de seguimiento nos confió que «Kaikaia está marcando la diferencia, no sólo para esos niños en el sistema judicial, sino también para su familia, su barrio y su comunidad.
De hecho, gracias a Kaikaia, estos niños sienten que el sistema los percibe como una persona, no sólo como un número de caso. Sienten que el juez les conoce y les entiende, y eso les da la motivación de superarse y conseguir algo».
Nicaragua es uno de los países más pobres de América Latina (por medida de la RNB) y cualquier proyecto allí es un reto debido a la situación económica.
El panorama político de Nicaragua, aunque estable durante la duración de nuestro proyecto, es complicado, y entender y navegar por él, especialmente cuando se trabaja con las instituciones de más alto nivel del país, puede ser motivo de infinitas sorpresas, frustraciones y retrasos.
Este era el primer proyecto de Tutator y estábamos desarrollando nuestra plataforma al mismo tiempo que la herramienta Kaikaia y tuvimos que aprender mucho en muy poco tiempo.