Hasta hace pocos años, el uso de la tecnología en los servicios sociales (es decir, los servicios destinados a mejorar la vida de las personas en situación de riesgo) se limitaba a los vehículos para el transporte, los teléfonos para la comunicación y las computadoras para la producción de informes gruesos y poco leídos.
Ha habido un cambio radical y la tecnología de la información se considera cada vez más como un factor clave de éxito. Diversas instituciones han ido tomando conciencia de la importancia de utilizar las herramientas adecuadas para aprovechar al máximo sus recursos y optimizar el impacto que tienen en las personas a las que pretenden ayudar.
Por cierto, algunas organizaciones tienden ahora a tratar esa tecnología de la información como las joyas de la corona y se lo guardan todo para sí mismas: una actitud curiosa para una entidad cuya misión es mejorar el destino de las personas Habla de una misión que se desvía de «impactar la vida de la gente» a «competir con otras organizaciones similares».
Hoy en día no se puede renunciar al uso de las tecnologías de la información. Es vital en todos los niveles de la organización; desde la gestión de servicios, hasta los inventarios de medicamentos, la gestión de flotas de vehículos, la identificación de tendencias y necesidades, la comunicación eficiente e instantánea entre los actores, la detección y corrección de errores y abusos, la transparencia total para evitar la corrupción, entre otros.
Voy a cubrir temas diferentes y estoy consciente de que algunos de ellos serán bastante conocidos por algunos de ustedes, por lo que les ruego me perdonen. Mi objetivo es asegurarme de que todos estamos en la misma página, así que, por favor, acepten mi disculpa si es que ya conocen alguno de los temas tratados a continuación.
Hace un par de siglos, los servicios sociales eran muy diferentes. A medida que pasó el tiempo, se perdieron algunas características clave que estaban disponibles. Sugerimos usar esta transición hacia la tecnología de la información como un medio para recuperar estas características.
Cuando una institución social decide adoptar tecnologías de la información tiene que decidir cómo hacerlo. ¿Debería contratar a una empresa de tecnología? ¿Debería construir su propio equipo técnico y hacerlo por sí misma? Hay muchos problemas con cualquiera de las dos opciones. Compartimos aquí algunos pensamientos sobre estos temas y sobre cómo tratarlos de la mejor manera.
Antes de someterse a dicha transición, es importante identificar no sólo lo que se espera, sino también qué otros beneficios se podrían obtener de tal transición. Trataremos de presentar una lista de características valiosas que usted podría considerar al momento de definir lo que quiere.
Estoy seguro de que la palabra «sostenibilidad» está en lo más alto de su lista de «necesidades». Me gustaría tomarme un momento para profundizar en esto y asegurarme de que no se utiliza como un mero «escaparate». En realidad, nuestro objetivo común debería ser volverse innecesario. Sin embargo, con demasiada frecuencia vemos organizaciones que, conscientemente o no, trabajan arduamente para seguir siendo necesarias el día de mañana.
Entonces, ¡concentrémonos en las prioridades correctas! Cuando se hace bien, la tecnología de la información puede ayudar a lograr la sostenibilidad; es decir, el impacto duradero de sus proyectos / actividades.
Los viejos tiempos en los que la tecnología de la información se consideraba una inversión, ya han quedado atrás. Ya no gastamos cientos de dólares cada pocos años para comprar el último «MS Office» o similar. Hoy en día, estas mismas herramientas son las que le permiten a estos proveedores proporcionarnos servicios y se cobra con base en dichos servicios, no en la herramienta necesaria para proporcionarlos.
Permítanme tomar un minuto para compartir con ustedes el significado de los términos que usaré en esa serie, para asegurarme de que estamos en la misma página.
Lo que voy a compartir con ustedes se aplica tanto a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) sociales, como a las instituciones sociales oficiales, como lo son las diversas dependencias de un gobierno: protección, educación, justicia, centros de detención, etc. Por lo tanto, usaré las palabras «Instituciones Sociales» para referirme a ambos tipos de entidades.
En el pasado prevaleció una visión muy paternalista del espacio social. Las instituciones sociales eran «los proveedores» y las personas a las que aportaban valor como parte de su misión eran «los beneficiarios».
Afortunadamente, esta visión ha cambiado y ha dado paso a un enfoque más «colaborativo», en el que la institución social trabaja con las personas para, junto con ellas, resolver los problemas que se plantean.
Por esta razón, nos referimos a las personas que están siendo ayudadas como «participantes»; es decir, como miembros activos de la mejora de su situación
De hecho, las soluciones diseñadas junto con los participantes tienen un impacto mucho mayor y más posibilidades de ser sostenibles, ya que estos participantes habrán formado parte del proceso de decisión. Yo siempre elegiría una segunda mejor solución desarrollada conjuntamente con los participantes, en vez de una perfecta que se me ocurrió a mí solo.
El respeto a la dignidad de las personas ha llegado por fin al radar de las instituciones. ¿Por qué no deberían ser parte de la solución?